Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como Veneno en la sangre

Veneno en la sangre - La ciénaga de la muerte (5/X)

Imagen
Después de haber perdido a Kozaf y Ciera al ser atacados por un grupo de hombres lagarto acompañados de dos enormes cocodrilos amaestrados, los compañeros prosiguieron su camino hacia la misteriosa ciudad en ruinas donde esperaban encontrar el Diamante de Las Almas que, según habían descubierto recientemente, albergaba en su interior el alma de un celestial que fue sacrificado para poder encadenar en el pasado a Yzumath, el dragón de oscuridad. Avanzaron por el pantano a través de la densa vegetación, con sus piernas cada vez más pesadas a causa el fango acumulado en las botas. La niebla había vuelto a levantarse algo antes del amanecer y entorpecía la visión. De cuando en cuando, para empeorar las cosas, alguno tropezaba con una raíz sumergida o metía el pie en una poza, cayendo de bruces a las turbias aguas. Elatha y Lord Orvyn marchaban a la cabeza, seguidos de Valmer y Garrick; con Fendrel cerrando la comitiva. La guerrera utilizaba el asta de su lanza emplumada para tantear el te...

Veneno en la sangre - La ciénaga de la muerte (4/X)

Imagen
Tras asaltar con éxito el enclave sumergido en el que el chamán Aruc y sus hombres lagarto se habían asentado, los compañeros lograron arrancar al sacerdote la ubicación del templo perdido que andaban buscando, situado en unas antiguas ruinas existentes en el mismísimo corazón de la Ciénaga de Tisthon. Conocedores de la trascendencia de la misión que tenían entre manos, se dirigieron sin dudar hacia el oeste, en busca de aquel lugar. Poco después de haber iniciado la marcha, se toparon con un espeso banco de niebla. Aquella bruma les provocaba cierta sensación de inquietud, con sonidos de chapoteos o graznidos llegándoles ocasionalmente de entre la neblina. El avance era especialmente penoso entre el fango que cubría aquella zona. Garrick, Fendrel y, sobre todo la cazatesoros Ciera, estaban pasándolo especialmente mal. Finalmente, para cuando hubo llegado el medio día, Fendrel estaba tan exhausto por el avance que el grupo tuvo que detenerse a descansar un par de horas. Por suerte, un...

Veneno en la sangre - La ciénaga de la muerte (3/X)

Imagen
Tras sobrevivir a diversos peligros como el ataque de unas anguilas eléctricas, la mordedura de serpientes venenosas o la tóxica Miasma de Tisthon, los compañeros lograron rescatar de manos de los hombres lagarto a una pareja de cazatesoros llamados Kozaf y Ciera. Acompañados de estos y de Lord Orvyn, ahora se encaminaban hacia el norte en busca del enclave sumergido del que les habían hablado los cazatesoros. El grupo partió poco después de despuntar el alba, con Elatha y Lord Orvyn abriendo camino, seguidos por Valmer, Garrick y Fendrel cerrando la comitiva. Kozaf y Ciera ocupaban los flancos, con sus arcos largos en mano por si se presentaba algún problema. Caminaron sin incidentes durante más o menos medio día hasta que el enclave apareció ante ellos. No lo vieron en la distancia, sino que pareció materializarse de pronto entre la espesura, como si un momento antes no hubiese estado allí. Los edificios, completamente devorados por la vegetación, parecían parte misma de la naturale...

Veneno en la sangre - La ciénaga de la muerte (2/X)

Imagen
Tras incinerar los cuerpos de los dos soldados de Lord Orvyn, caídos durante el ataque de tres enredaderas asesinas la noche anterior, el grupo formado por la guerrera Elatha, el sacerdote Fendrel, el ladrón halfling Garrick y el mago Valmer se disponía a internarse en la Ciénaga de Tisthon en compañía del propio Lord Orvyn con la misión de hacerse con el artefacto conocido como Diamante de Las Almas, el cual todos esperaban que fuese crucial para detener en el futuro a Yzumath, el misterioso dragón de oscuridad que accidentalmente habían liberado los bandidos del Valle. El grupo dio sus primeros pasos en la Ciénaga de Tisthon con prudencia. El aire era pesado y denso, cargado con el leve hedor sulfuroso de la neblina verdosa que parecía flotar perpetuamente en el aire, al igual que las nubes de insectos que hostigaban la piel de forma constante. El terreno era traicionero, con la mayor parte de él inundada hasta cubrir la rodilla; aunque algunas pequeñas islas de pútrida vegetación em...

Veneno en la sangre - La ciénaga de la muerte (1/X)

Imagen
Los ojos de Garrick se llenaron inevitablemente de lágrimas cuando el halfling divisó las primeras viviendas del pueblo de Rivergreen. Habían transcurrido nueve largos días desde que tuviese que huir de aquellas ruinas en las Tierras Altas de Hanlecke, dejando atrás los cadáveres de Lira, Edric y Sigrid. No tardó demasiado en percatarse de que algo no iba bien: algunos de sus vecinos presentaban signos leves del sarpullido negruzco. Según pudo saber, el herborista Ugo había sido el primero en presentar signos. Garrick se temió que esto se debiera a que el hombre había sido el encargado de examinar el cadáver del bandido que él y sus amigos habían llevado hasta Rivergreen. La culpa atenazó su corazón, aunque se mostró extrañado de no presentar síntomas él mismo. La alcaldesa Bomatha tampoco pudo reprimir el llanto cuando supo de la muerte de tan queridos vecinos. Asimismo, escuchó con gran preocupación el relato de todo el viaje. Particularmente, pareció llamar su atención la descripci...

Veneno en la sangre - Ecos de un mal antiguo (3/3)

Imagen
Casi una semana había pasado desde que el sacerdote Edric, el halfling ladrón Garrick, la bardo Lira y la guerrera Sigrid, con la ayuda de Devon, acabasen con los bandidos que se ocultaban en el viejo refugio de caza de las colinas. Los enloquecidos mensajes encontrados en las paredes del lugar, junto al mapa que señalaba un punto en las Tierras Altas de Hanlecke, les hacían pensar que allí se encontraban aquellas "ruinas prohibidas" en las que los bandidos habían contraído el sarpullido negruzco. Un gran mal se escondía más allá de esa dolencia, lo sospechaban, y estaban dispuestos a investigar. Las exequias de Dureau, el hermano de Devon que había fallecido intoxicado por los vapores venenosos de la cueva en la que se internó con su hermano y Sigrid, duraron dos días. Finalmente, tras velar el cuerpo todo ese tiempo, había sido el propio Devon quien había prendido la pira que elevó el alma de su hermano hasta los dioses. La historia que los compañeros trajeron consigo hab...